En marzo coinciden dos fechas conmemorativas: el 8, Día Internacional de la Mujer, y el 22, Día Mundial del Agua. Ambos temas representan grandes desafíos para la sociedad en el marco de la garantía de los derechos.
En Plurales trabajamos en la construcción de estrategias para resolver las problemáticas que afectan específicamente a las mujeres rurales, campesinas e indígenas, y una de ellas es el acceso al agua.
No hay territorio posible sin agua. Y son las mujeres con su capacidad innata de gestionar la vida comunitaria, quienes cobran un rol protagónico en las luchas por el agua como derecho.
Nuestro trabajo en las comunidades nos brindó la oportunidad de encontrar soluciones para asegurar el acceso al agua. Durante 10 años construimos cisternas de acopio de agua de lluvia, un proceso que no solo nos permitió debatir sobre el alcance de esta tecnología y planificar su implementación, sino también extender sus beneficios a un mayor número de personas.
Las mujeres han sido nuestras principales socias en el diseño y ejecución de estas estrategias. Su participación contribuye a resolver el problema del agua, a la vez que fortalece sus propias organizaciones, fomenta la construcción de redes y posiciona sus voces en las propias comunidades y también por fuera de sus territorios.

Construyendo cisternas en Santiago del Estero, Argentina. Desde la formación y capacitación en construcción hasta la etapa de ejecución, cada cisterna puso en marcha un proceso de producción 100% comunitario.
Fuimos tejiendo redes de organizaciones y mujeres que entienden y pueden dar cuenta sobre los derechos que atraviesan la problemática, qué significa el agua y cómo abordarla integralmente. En el debate se abrieron otras aristas importantes como la seguridad alimentaria, el cambio climático, el rol de las mujeres en la comunidad, los machismos y opresiones que se perpetúan en prácticas cotidianas y que incluyen los modos de resolver los problemas.
Es necesaria, y un gran desafío, una gestión que asegure el acceso al agua como un derecho y también visibilice los procesos de opresión que conlleva.
El patriarcado, los roles de las mujeres y el cambio climático —como proceso profundamente ligado a la producción del capitalismo, intensificado por el extractivismo y la depredación de los bienes naturales—, su mercantilización (con el agua como un caso notable), los proyectos que atentan contra las cuencas hídricas, la contaminación y la gestión de los territorios indígenas son ejes centrales de los debates que debemos impulsar.

Las cisternas tienen un impacto en la vida cotidiana de las mujeres, pero son además un logro para la comunidad.
Todos estos temas, que se muestran fragmentados y diferentes, son aristas de una construcción política del mundo. Construcción en la que queremos participar preguntando, conociendo, dando nuestra visión y proponiendo acciones de gestión colectiva con las mujeres de las comunidades, los gobiernos que puedan y sepan escuchar, la solidaridad del mundo global, las juventudes y quienes puedan asumir con respeto el disenso.
No debería preocuparnos que el debate sea amplio, más bien deberíamos unir los fragmentos y generar lazos. Deberíamos asumir que, sin estas discusiones, no es posible asegurar el acceso al agua real y pleno, ni articular un horizonte político donde la justicia climática y la justicia de género sean posibles.

👉🏾 Sigue al Fondo Socioambiental Plurales y a la Plataforma Mujer Rural y Derecho a la Tierra para conocer cómo están contribuyendo a garantizar el acceso al agua de las mujeres en Argentina y la región.