En el Día Internacional de la Mujer, cuyo lema este año destaca la importancia de financiar los derechos de las mujeres para acelerar la igualdad, conversamos con Haydeé Rodríguez Cerro, presidenta del Consejo de Administración de la Unión de Cooperativas de Mujeres Productoras Las Brumas.
Con foco en el departamento de Jinotega, al norte de Nicaragua, Las Brumas -organización miembro de la ILC e integrante de la plataforma regional Mujer Rural y Derecho a la Tierra- es una red de mujeres productoras de café, maíz, frijoles y hortalizas, que centra sus esfuerzos en el fortalecimiento de capacidades y el impulso de prácticas agroecológicas para contribuir al desarrollo de las mujeres rurales y sus comunidades.
¿CUÁLES SON ALGUNAS DE LAS INICIATIVAS QUE LAS BRUMAS HA EMPRENDIDO PARA PROMOVER LOS DERECHOS DE LAS MUJERES, EN ESPECIAL SUS DERECHOS A LA TIERRA?
Como organización de base nos centramos en la seguridad alimentaria, el acceso a la tierra y la mitigación ante el cambio climático. Por un lado, trabajamos con parcelas diversificadas, donde cultivamos distintos alimentos y medicinas naturales, y hemos logrado que el gobierno nos apoye con semillas y con silos. Cultivar nuestros propios alimentos nos ayuda a mejorar la alimentación y salud de nuestras familias. También al vender parte de lo que producimos sumamos a nuestra economía.
Y en el caso de la titulación y el acceso a tierras, luchamos porque cada mujer acceda al menos a una manzana, que es apenas 0,70 ha. Hemos logrado que hoy un 60% de las mujeres compartan la titularidad de la tierra con sus esposos. Pero necesitamos tener un fondo para compra de tierra porque hay mujeres que no tienen esposo ni heredan de sus padres. En ese sentido, la aplicación de la Ley Creadora del Fondo para la Compra de Tierras con Equidad de Género para Mujeres Rurales (Ley 717, aprobada en 2010) podría ser crucial. Fuimos parte de las organizaciones que lucharon para conseguirla, pero hasta ahora no se han destinado fondos para aplicarla.
Venimos apostando a generar alianzas estratégicas con distintas áreas del gobierno, que nos permitan avanzar en estos ejes. En ese sentido, la capacitación en incidencia política ha hecho la diferencia. A través de capacitaciones (con el apoyo de la Comisión Huairou) aprendimos a dialogar con las autoridades locales, nos dedicamos a conocer las leyes y comprender las formas de trabajo de la gestión pública. Decidimos participar de manera activa, aportando propuestas y soluciones.
¿CÓMO CREES QUE GARANTIZAR EL ACCESO A LA TIERRA CONTRIBUYE A ACELERAR LA IGUALDAD DE GÉNERO?
Cuando las mujeres tenemos nuestra tierra tenemos igualdad, porque nos permite tener poder de decisión sobre qué hacer y cómo hacerlo. Trabajar la tierra nos empodera. Somos mujeres agricultoras que con nuestro esfuerzo cultivamos y conseguimos nuestro alimento y también nuestro dinero, y podemos decidir en qué invertirlo.
El acceso a la tierra no es solo una cuestión de igualdad de género, sino también de desarrollo sostenible. Porque cuando hablamos de trabajar la tierra, no se trata de limpiar la tierra y sembrar la semilla. Es también hacer la conservación del suelo, producir abono orgánico para devolverle a la madre tierra lo que nos dió. Las mujeres hemos aprendido a trabajar con poquita tierra pero de manera integral en favor de nuestras comunidades. Por ejemplo, durante la pandemia, fuimos las mujeres con nuestras parcelas las que garantizamos la alimentación; y somos las que elaboramos planes comunitarios ante los períodos de sequía.
¿QUÉ TIPO DE APOYO FINANCIERO NECESITAN LAS MUJERES RURALES PARA ALCANZAR UNA MAYOR IGUALDAD DE OPORTUNIDADES?
La falta de acceso a la tierra es un gran problema para nosotras. Haría una enorme diferencia contar con un fondo semilla para comprar tierra y contar con la titulación para que esté debidamente registrada. Otra cosa que sería muy importante es poder contar con biodigestores para aprovechar los desechos y producir biogás y fertilizante. Y así las mujeres podrían tener energía en sus casas, para la luz y la cocina.
Con Las Brumas soñamos con construir una escuela de campo. Con una o dos manzanas de tierra, para que las mujeres de la región puedan venir a aprender qué es el cambio climático, qué es la resiliencia, cómo se hace el insecticida orgánico, la medicina natural y que nos enseñen a nosotras también. Nosotros decimos que teniendo la tierra, lo demás lo hacemos nosotras.
Los impactos de la crisis climática aparecen en los distintos temas que aborda Haydeé. “El cambio climático afecta a todo el mundo, pero especialmente a las mujeres” apunta, y explica que desde Las Brumas trabajan fuertemente en la resiliencia comunitaria, realizando capacitaciones y acciones de mapeo de vulnerabilidad y riesgos, aportando a las prioridades indicadas en el Marco de Sendai. Por su labor de cuidado y defensa de los bosques, el agua y el medio ambiente, el Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en América Central (CEPREDENAC) las reconoce como mujeres gestoras de desarrollo.
PARTICIPARÁS EN LA PRÓXIMA SESIÓN DE LA COMISIÓN DE LA CONDICIÓN JURÍDICA Y SOCIAL DE LA MUJER, ¿QUÉ TEMA CONSIDERAS QUE DEBE ABORDARSE DE MANERA PRIORITARIA PARA PROMOVER LA IGUALDAD DE GÉNERO DE LAS MUJERES RURALES?
Creo que es fundamental que se trabaje en mecanismos para que los financiamientos lleguen directo a las organizaciones en los territorios, a las mujeres, para apoyar sus iniciativas. Nosotras por ejemplo aplicamos una metodología de solidaridad cooperativista, porque sabemos que es difícil que las ayudas económicas se repitan. Entonces, cuando recibimos fondos los usamos de manera tal que tengan un efecto multiplicador y tengan más alcance.
Necesitamos más compromisos con la justicia de género de quienes gestionan el financiamiento, porque al final de cuentas, somos nosotras las que hacemos las cosas, pero es difícil que recibamos los fondos.
A pesar de los desafíos que enfrentan, las mujeres agricultoras de Las Brumas se mantienen firmes en su lucha por los derechos a la tierra y su compromiso con la igualdad de género. Con creatividad, determinación y solidaridad, continúan trabajando para construir un futuro más justo y sostenible para todas las mujeres rurales en Nicaragua.