El acceso y la defensa de la tierra por parte de las mujeres rurales sigue siendo una de las luchas más urgentes en la agenda global. A pesar de su papel clave en la producción de alimentos, la gestión de bienes naturales y el sostenimiento de comunidades enteras, siguen enfrentando barreras estructurales para acceder, usar y heredar la tierra.
En este contexto, en el marco del 69º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas (CSW69), se llevaron a cabo dos eventos claves: "Fortaleciendo los derechos de las mujeres a la tierra mediante datos" y "El papel crucial de las defensoras de la tierra". Ambos permitieron reflexionar sobre los desafíos y estrategias para garantizar que las mujeres sean reconocidas como sujetas de derechos en la tenencia de la tierra y en la protección de sus territorios.
Mientras que el primero destacó la importancia de contar con datos actualizados sobre la propiedad y el acceso de las mujeres a la tierra para impulsar políticas públicas efectivas, el segundo puso el foco en la resistencia de las defensoras que enfrentan amenazas, violencia y criminalización por proteger sus territorios y bienes naturales.
Datos para fortalecer los derechos a la tierra
Los datos juegan un papel crucial en la formulación de políticas públicas inclusivas, ya que permiten dimensionar la magnitud de las desigualdades, identificar patrones de discriminación y desarrollar estrategias que garanticen los derechos de las mujeres rurales. Sin embargo, la falta de información desagregada por género sigue siendo una barrera para el diseño e implementación de políticas efectivas.
El evento Fortaleciendo los derechos de las mujeres a la tierra mediante datos permitió visibilizar la importancia de contar con información actualizada sobre la tenencia de la tierra desde una perspectiva de género. Fue organizado por la Plataforma Mujeres y Derechos a Tierra y Territorios que impulsa la ILC LAC junto con ILC África, FAO y ONU Mujeres.
La actividad reunió a expertas, activistas y organizaciones que trabajan en la defensa de los derechos de las mujeres a la tierra. Raquel Reynoso, facilitadora de la Plataforma Mujeres y Derechos a Tierra y Territorios, destacó la urgencia de contar con datos actualizados y precisos para generar cambios estructurales. En su intervención subrayó: "Si los Estados no saben dónde estamos las mujeres rurales, cuántas somos y cuál es nuestro acceso a la tierra, ¿cómo pueden diseñar políticas públicas dirigidas a nosotras con impacto real? Necesitan contar con datos actualizados".
El evento resaltó que la falta de datos invisibiliza las problemáticas que enfrentan las mujeres rurales, perpetuando las brechas de género en el acceso a la tierra y limitando su autonomía económica. Además, dejó en claro la necesidad de que los Estados asuman un compromiso firme con la recolección y el análisis de datos con perspectiva de género, como un paso fundamental para avanzar hacia sociedades más justas y equitativas.
Defensoras de la vida, por un futuro de igualdad y sostenibilidad
Los últimos datos de Global Witness reflejan la alarmante situación que enfrentan quienes defienden la tierra y el medio ambiente: en 2023, 196 personas defensoras fueron asesinadas en todo el mundo, y el 85 % de esos ataques letales ocurrieron en América Latina, consolidando a la región como la más peligrosa para quienes ejercen esta labor.
Paralelamente, avanzan discursos que niegan la crisis climática y cuestionan los derechos de las mujeres y de las personas LGBTIQ+.
En este contexto, para el sector que trabaja con defensores/as de derechos humanos es necesario repensar las narrativas y tareas necesarias. Durante el evento paralelo “El papel crucial de las defensoras de la tierra en la protección de los territorios y los derechos sobre la tierra”, se compartieron estrategias de protección, mitigación y reparación para la protección de las defensoras.
Esta actividad organizada por las plataformas regionales Mujeres y Derechos a Tierra y Territorios, Defensoras y Defensores de la Tierra y el Territorio, la ILC LAC y Oxfam, reunió a defensoras y expertas que enumeraron algunos de los desafíos personales y generales que enfrentan en su tarea.
Además, compartieron herramientas concretas que impulsan en los territorios y a nivel local, regional y global para sostener y avanzar en sus luchas:
- Generar datos ciudadanos que visibilicen las agresiones contra líderes —no solo asesinatos, sino también violencia física, económica, simbólica e invisibilización—, y que permitan dimensionar la magnitud del peligro que corren
- Impulsar las voces de los territorios. Disputar los discursos hegemónicos, occidentales y cientificistas que predominan en los espacios de negociación internacional.
- Fortalecer los conocimientos de las defensoras. Profundizar en herramientas técnico jurídicas locales, regionales e internacionales, aprender sobre los mecanismos de incidencia internacionales y construir formación sociopolítica para pensar la coyuntura.
- Sostener la incidencia política. Reconocer en qué espacios todavía es posible cambiar perspectivas y sumar temas que se traducen en garantías reales de derechos colectivos, participar y ser escuchadas en los espacios de toma de decisión
- Tejer redes con organizaciones y movimientos locales, regionales e internacionales. Construir acuerdos con otras identidades oprimidas para compartir agendas. Generar y fortalecer mecanismos alternativos que sirvan de red de apoyo y prevención para la protección de las defensoras.
- Monitoreo por parte de la sociedad civil para que se cumplan los compromisos, para lo cual es fundamental el rol de la comunicación y la solidaridad internacional.
- Atreverse a tomar la palabra. Convertirse en comunicadoras desde los territorios y participar en espacios públicos para denunciar lo que está pasando.
Gina Cortés, integrante del Women and Gender Constituency (WGC), señaló que el sistema se sostiene gracias a la explotación de los cuerpos de las mujeres, especialmente a través del trabajo doméstico, de cuidado y conservación, que no es remunerado. En este contexto, los movimientos de ultraderecha a nivel mundial comparten un patrón común: atacan primero los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBTIQ+. Como Cortés afirmó: “Esto no es una casualidad. Tiembla, tiembla porque sabe que las mujeres, los feminismos y las organizaciones que trabajan por la equidad de género estamos desmantelando ese sistema”.