Por el Día Internacional de la Mujer Rural, mujeres de Colombia, Perú y otros países de la región se encontraron para intercambiar reflexiones en torno a cómo las normas sociales limitan su acceso a la tierra y el territorio.
El pasado 17 de octubre se realizó el webinar titulado "Entre la continuidad y el cambio: creencias y comportamientos sociales que condicionan el derecho a la tierra y el territorio de las mujeres”, que reunió a investigadoras, defensoras de derechos humanos y lideresas, que a través de distintas estrategias reivindican el derecho a la tierra y proporcionan claves para la transformación de la realidad de las mujeres rurales, indígenas y afro.
Este encuentro se llevó adelante para conmemorar el Día Internacional de la Mujer Rural, y como parte de la Campaña Stand for Her Land– Colombia. El mismo fue resultado del trabajo articulado de la plataforma regional “Mujer Rural y Derecho a la Tierra” y la Coalición de Mujeres del Caribe por la Tierra y el Territorio, con el apoyo de Landesa, el Centro de Investigación y Educación Popular / Programa por la Paz (CINEP/PPP) y la International Land Coalition en América Latina y el Caribe (ILC LAC).
A nivel mundial, las mujeres rurales representan un tercio de la población y el 43% de la mano de obra agrícola¹ y desempeñan un papel decisivo en el mantenimiento y la mejora de los medios de vida y el fortalecimiento de las comunidades rurales.
“Conmemorar esta fecha implica el reconocimiento del camino de resistencia de las mujeres rurales y de su labor como sujetas políticas, reivindicando sus derechos a la tierra, al territorio y a una vida libre de violencias” señaló María Camila Barrera Gutiérrez, educadora popular e investigadora del CINEP/PPP en la apertura.
Este conversatorio buscó profundizar sobre cómo las normas y comportamientos sociales condicionan, o incluso niegan, los derechos de las mujeres rurales, quienes enfrentan una discriminación sistemática en el acceso a la tierra y los recursos naturales, tal como señala CEDAW en su recomendación n° 34.
Desde la Coalición de Mujeres del Caribe explican que estas normas “son pautas de comportamiento implícitas que operan en distintos niveles y espacios, generando una relación de coexistencia con los distintos sistemas de opresión (patriarcado, capitalismo, colonialismo) determinando los lugares que pueden y deben ocupar las personas de una comunidad, en este caso las mujeres rurales”.
La primera intervención estuvo a cargo de Karen Navarrete Guzmán, investigadora especializada en estudios de género en la Universidad Nacional de Colombia, quien compartió su trabajo con mujeres campesinas del municipio colombiano de Sesquilé. A través de un proceso de trabajo conjunto, Karen se acercó a las relaciones que las mujeres establecen con la tierra a través del trabajo, la producción de alimentos para el autoconsumo y el cuidado de lo humano y lo no humano; y pudo profundizar en cómo esas relaciones resultan invisibilizadas por la centralidad que tiene el argumento de la productividad y la propiedad, que históricamente ha favorecido a los hombres.
“Las huertas, las cocinas y las orillas del cultivo son las espacialidades que configuran las geografías del cuidado que encarnan saberes – haceres, y a través de los cuales las mujeres sesquileñas sostienen la vida”, explicó Karen. Destacó cómo estas formas de producir, reproducir y cuidar, revelan otras formas de propiedad, que no se identifican con la dominación, la subordinación y la explotación que supone la noción de propiedad privada.
A su turno, las investigadoras Constanza Fletscher Fernández (Universidad Nacional de Colombia), y Verónica Miranda Manrique (Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco) compartieron parte de su investigación sobre la relación de las mujeres y el agua, desde un enfoque etnográfico y de género.
Tomando el caso de una pequeña comunidad campesina llamada San Isidro Chicón, en Perú, pudieron observar ejemplos de creencias y prácticas que inferiorizan a las mujeres y dan cuenta del mandato de la masculinidad. Como ejemplos de esto mencionaron la percepción de ciertas enfermedades como castigo hacia aquellas mujeres que transgreden los límites o desacatan las normas, o la prohibición para las mujeres de participar en rituales de ofrenda pues podrían causar alteraciones en el clima.
El conversatorio cerró con la participación de Inilida Ballestas, integrante de la Corporación Desarrollo Solidario (CDS) y Omaira Montes, parte de la Red de Mujeres del Norte de Bolívar. Ambas lideresas hacen parte de la Coalición de Mujeres del Caribe por la Tierra y el Territorio, un espacio desde el cual han impulsado una serie de talleres que les han permitido identificar innumerables normas sociales que condicionan no solo su acceso a la tierra, sino también el uso y control de esta.
“La enemistad entre las mujeres, la sexualización de los elementos naturales, el estigma de que no sabemos trabajar la tierra, nos condicionan y cohíben”, subrayó Omaira.
Muchos de los castigos que se van tejiendo en las comunidades para las mujeres que incumplen las normas sociales, señaló María Camila, están relacionados con la violencia sexual, “que se convierte en una fuerza moralizadora que sostiene el orden capitalista, patriarcal y colonialista”.
Del diagnóstico a la acción
Las Mujeres del Caribe por la Tierra y el Territorio confían en que las normas sociales pueden ser una herramienta metodológica que permita un análisis estructural sobre las limitaciones de las mujeres para acceder, disponer y gozar de bienes comunes como la tierra, agua y alimento.
Tras haber realizado un diagnóstico de Violencias Basadas en Género (VBG), Inilda explicó que están ya trabajando en estrategias para desaprender estas normas y lograr que los hombres (parejas, familiares, funcionarios, autoridades) se conviertan en aliados para transformar la realidad. Entre otras acciones, están trabajando en una serie sonora como herramienta pedagógica y de movilización social, que apoyará diversos diálogos comunitarios con hombres sobre masculinidades no violentas. El compromiso es promover la conversación y la acción, con el deseo de que estos espacios puedan multiplicarse en Colombia y en toda la región.
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1.FAO. "Women in agriculture", disponible en: https://www.fao.org/reduce-rural-poverty/our-work/women-in-agriculture/en/
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