Las mujeres que hacen parte de CODECA están comprometidas con mantenerse en la primera línea de la lucha por los derechos personales y de sus comunidades. Esa decisión las expone a la violación de sus derechos fundamentales; a recibir insultos, malos tratos, intimidación y humillaciones; a la represión, a ser sindicadas de delitos que no han cometido; y a sufrir las injusticias de un sistema político-jurídico inequitativo e injusto.
Ejemplo de esto es el caso de Ceferina Xamínez, lideresa comunitaria que lucha por la nacionalización de la energía a la par de muchas mujeres de la comunidad organizadas en CODECA.
Ceferina es una mujer maya quiché, esposa, trabajadora y defensora de derechos. Tiene cincuenta años, es madre de tres hijos y se dedica a la venta de comida. “Desde hace cinco años me organicé como defensora de derechos en mi comunidad”, explica al momento de referirse a los hechos que la expusieron a la criminalización de la cual está siendo objeto.
Actualmente es presidenta del Consejo Comunitario de Desarrollo (COCODE) e integrante titular del Consejo Municipal de Desarrollo (COMUDE) del municipio de Santa María Utatlán.
Ceferina lideró la resistencia de la comunidad del Paraje Valle Nuevo, municipio Santa Lucía Utatlán, departamento de Sololá, frente al personal de ENERGUATE, una de las empresas privadas que distribuye la energía eléctrica en Guatemala. En 2018 ENERGUATE cortó el cable eléctrico que proveía de energía a esta comunidad. Por esta razón, los trabajadores de la empresa ingresaron a la casa de Ceferina a cortar la luz sin previo aviso y sin mostrar una orden de un juez competente. Según sus palabras, fue tomada por la fuerza, y entregada a una patrulla de la Policía Nacional Civil acusándola del robo de dos alicates y un casco protector del electricista de la empresa.

Ceferina junto a integrantes de CODECA, en las puertas del tribunal de sentencia de Sololá
Aunque en el mismo año fue absuelta por falta de elementos suficientes para responsabilizarla del delito de robo, el Ministerio Público, por presión de ENERGUATE, apeló la sentencia y el 11 de marzo de 2021 una jueza la condenó a tres años de prisión. Según declaraciones del abogado defensor: “Ceferina no irá a prisión, tiene sus antecedentes limpios, pero la juez solo restó dos años a la sentencia. Ahora procede dar seguimiento a la apelación y seguir en el proceso de defensa legal. Entre tanto Xamínez sigue su lucha en el territorio y por el derecho a la energía.”
Las críticas de abogados litigantes y una serie de organizaciones de derechos humanos no se hicieron esperar y calificaron el caso de espurio y fraudulento.
Pese a esto, las mujeres campesinas indígenas constituyen el mejor ejemplo de la resistencia.
-¿Por qué comenzó a organizarse en la resistencia por la energía eléctrica?
-Cuando hubo un cortocircuito aquí tuve que pagar 12,822 quetzales a la empresa en dos días. Así que me vi obligada a buscar la organización para defender y pelear por los bienes públicos del país, para que las empresas no nos sigan robando nuestros bienes y dignidad.
-¿Cómo se siente después de la sentencia judicial?
-Avergonzada de nuestro país por las injusticias que están cometiendo y lastimada por la corrupción. Esta sentencia demostró que la corrupción reina en Guatemala. Así como estoy lastimada por la corrupción de ENERGUATE y de la jueza, así está lastimado el país por la corrupción. La policía, la fiscalía y la empresa mienten.
- ¿Qué problemas enfrentan las mujeres que luchan por los derechos de los pueblos?
-Como población tenemos que enfrentar el mal trato, el racismo y la discriminación. Los poderosos, llegan a nuestras comunidades amenazando, insultado a las mujeres, que por lo regular estamos solas con los niños en la casa, porque nuestros esposos se encuentran trabajando en el campo. Todas las mujeres campesinas indígenas vivimos esas angustias, vivimos con ese dolor y con esa pena. Ahora las mujeres tenemos valor de hablar de nuestros derechos, pero también hay muchas que se quedan calladas, son intimidadas y se encierran en sus casas para evitar los malos tratos, los insultos y las amenazas. Yo estoy trabajando para romper el miedo y nos estamos reuniendo para fortalecernos.
-¿Qué enseñanzas les dejan a las mujeres las experiencias vividas?
-Estas experiencias, lejos de hacer que abandonemos la lucha nos fortalecen en nuestro liderazgo y nos dan confianza para hacer frente a los problemas y no abandonar nuestros propósitos. Además nos motivan a capacitarnos sobre cómo defender los derechos de los pueblos y poder hablarles a las compañeras. Debido a los procesos de formación que implementa CODECA, ahora conocemos cuáles son nuestros derechos. Eso nos da más fuerza, más valor y nos estimula a no tener miedo. Nadie nos puede quitar nuestros derechos y los debemos defender a costo de lo que sea, con la vida, si es necesario.
-¿En su caso personal qué apoyo ha recibido?
-Mi familia ha sido mi principal apoyo. También CODECA me ha acompañado, en especial al momento de atender las audiencias en los tribunales. Además, implementó una intensa campaña mediática a través de las redes sociales denunciando la ilegitimidad de la sentencia. Los procesos de formación y empoderamiento que la organización nos ha ofrecido me ayudaron a enfrentar el proceso jurídico con seguridad, confianza y decisión. Otras mujeres comunitarias me han ayudado, me animan y yo también a ellas. Así nos sentimos acompañadas, por eso la lucha seguirá y sé que hemos derrotado a la empresa. Ahora el reto es trabajar con las comunidades que están divididas y hacer que comprendan qué es la resistencia. Con el apoyo recibido me siento animada para seguir, con más ganas, la lucha por mi comunidad, por las mujeres y por mi familia que me sigue apoyando.
Esta nota es un extracto del último informe realizado por la plataforma regional Mujer Rural y Derecho a la Tierra, para de una serie de documentos que buscan visibilizar las experiencias de situación de riesgo y estrategias de autoprotección de las defensoras en América Latina.