Los intercambios de experiencias son una estrategia fundamental para todas las comunidades de las regiones semiáridas. Posibilitan nuevos saberes y prácticas, y además permiten conocer de primera mano cómo las y los campesinos y los pueblos indígenas llevan adelante su labor.
Reconociendo el valor de las juventudes como actores que pueden potenciar el desarrollo, la Plataforma Semiáridos de América Latina ha incentivado en los últimos años estos intercambios a través del Programa de Pasantías de Saberes por los Semiáridos de América Latina.
Este programa permite que jóvenes de los países del Chaco Trinacional, el Corredor Seco Centroamericano y el Semiárido brasileño puedan ser acogidos en otro país para experimentar e intercambiar experiencias, actividades y proyectos exitosos en temas de su interés y en realidades similares a las suyas, para luego replicar lo aprendido en su propio país, territorio y comunidad.
En este marco, durante la primera quincena de marzo se realizó la primera etapa. Tres jóvenes brasileñas fueron seleccionadas para participar de este intercambio: Ana Maria Lopes do Nascimento, de la comunidad Cachoeirinha dos Torres, en Soledade, Paraíba; Izabel Silva, de la comunidad Tigre, en Caém, Bahia; y Mônica Silva, de la comunidad Jurema, en Cumaru, Pernambuco.

Juntas viajaron hacia Colombia, donde pudieron conocer diferentes experiencias vinculadas a la agroecología, el cooperativismo, la economía y la producción social, de la mano de quienes integran la Cooperativa Multiactiva Coosaviunidos de Natagaima, perteneciente a la comunidad indígena Pijao.


Sobre la experiencia, Izabel observó:
“Cuando salimos de casa nos vamos con un pensamiento, cuando llegamos a nuestro destino el pensamiento cambia por completo. La realidad que conocimos en muchos sentidos es parecida a la propia como en el caso del clima del semiárido, o las prácticas agroecológicas; y en otros diferente de nuestro día a día como la gastronomía, las costumbres o los idiomas”.
Por su parte, Ana María evaluó que "Fue muy importante conocer la cultura y la historia de vida de las familias que visitamos. Tuvimos muy buenas experiencias con las mujeres", a la vez que consideró que les faltó tener más contacto con el trabajo diario de los jóvenes, lo cual según su mirada podría deberse a que "hay un déficit de participación de los jóvenes porque salen a estudiar fuera de sus comunidades".
En su estadía en Natagaima, las jóvenes pudieron aprender sobre la cría de gallinas criollas, y la producción de alimento para pájaros y otros animales. Agrega Izabel “fue una vivencia muy enriquecedora, al poder estar en contacto con las experiencias de cada familia que nos acogió en su casa."

Al realizar un balance de la experiencia, Liliana Vargas, miembro de la Red Nacional de Agricultura Familiar de Colombia, quien junto a un equipo de dirigentes de organizaciones campesinas e indígenas oficiaron de anfitriones, apuntó: “fue muy buena la posibilidad que tuvieron las jóvenes de acercarse culturalmente a otros espacios y a otras vivencias donde también se puede reconocer el conocimiento propio y valorarlo. Especialmente en una época en la vida donde las personas se están construyendo. Para los jóvenes es muy inspirador. En lo personal fue muy grato tener a las chicas en Colombia, poder compartir y aprender de cada una de ellas”.
La segunda parte de este programa se realizará entre junio y septiembre de 2022, con viajes a Brasil, Argentina y Bolivia, para realizar nuevos intercambios de experiencias en temas relacionados con acceso a la tierra, economía y producción social, pueblos originarios y jóvenes y agroecología.