Informe realizado por el Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES), parte de un conjunto de informes en diferentes países de la región elaborados en el marco de la Iniciativa de Agricultura Familiar, que promueve la ILC LAC.
PERÚ. INFORME PAÍS SITUACIÓN DE LA AGRICULTURA FAMILIAR CAMPESINA E INDÍGENA.
El año 2014 fue importante para la agricultura familiar, pues a través de la 66ª resolución de las Naciones Unidas –realizada tres años antes– se declaró como Año Internacional de la Agricultura Familiar” (AIAF). El objetivo central de la resolución era incrementar la visibilidad de la agricultura familiar (en adelante AF) en el mundo, así como su rol en temas urgentes como la erradicación del hambre y la pobreza, la gestión de los recursos naturales, la desnutrición, entre otros. Los esfuerzos procedentes de la academia, los Estados, la sociedad civil y los organismos internacionales (FAO, CEPAL, IICA, entre otros) contribuyeron a generar evidencias reveladoras sobre la importancia que tiene este sector de la agricultura en las sociedades del mundo.
Consecuencia de estos esfuerzos, se verificó que la AF tenía una presencia global importante, con alrededor de 500 millones de productores familiares en el mundo quienes, a su vez, eran responsables de una gran parte de la producción de alimentos a nivel mundial (FAO: 2014b). A nivel continental, estos productores familiares son responsables de la gestión del 85% de las tierras cultivables en Asia, el 83% en Norteamérica, el 68% en Europa y el 62% en África. En América Latina la importancia de la agricultura familiar no solo se destacaba en el área y en la gestión del territorio, sino también en aspectos cruciales como la generación de empleo, de valor monetario, etc. La evidencia del aporte de la agricultura familiar fue particularmente destacable en los casos de Argentina, Brasil, Chile y Colombia (FAO et al: 2014).
En el Perú, sin embargo, no existía evidencia de cuáles eran estos aportes de la agricultura familiar, lo que impedía tener una visión clara de sus desafíos y oportunidades, sobre todo en un país teñido de grandes desigualdades y en donde los espacios rurales eran centro de los principales problemas sociales que frenaban la aspiración hacia una sociedad desarrollada y más justa.
Motivados por esta falta de evidencia, el Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES) se propuso contribuir a visibilizar este sector olvidado y relegado por los diferentes gobiernos. A inicios del 2015, el CEPES publicó su primer estudio1 en el que por primera vez se cuantificaron los aportes y la importancia que tenía la agricultura familiar en nuestro país. Los hallazgos dieron a conocer que la presencia de la agricultura familiar en el país era abrumadora: el 97% de las unidades agropecuarias2 en todo el país eran de agricultura familiar. Con esta evidencia, el Perú pasaba a ser el primer país de América Latina con la mayor presencia relativa de agricultores familiares. Se corroboró también que este tipo de agricultura generaba aportes importantes en el empleo del sector (83%) e incluso en los otros sectores de la economía, así como su contribución destacaba -medida como el aporte de los hogares- en la generación de valor monetario tanto de productos agrícolas (86%) como pecuarios (69%).
Estudios posteriores, entre los que destacan los de Maletta (2015), Escobal y Armas (2015), Maletta (2017), Vargas (2018) y Alarcón (2018), han contribuido a consolidar la evidencia sobre la importancia de la agricultura familiar en el Perú y a sentar las bases para su mayor visibilidad y atención para una mejor orientación de las políticas públicas que busquen un desarrollo de este sector, muchas veces olvidado o desplazado en nuestra sociedad.